Bueno, comencemos este relato como una historia cualquiera de amor y aventuras...
Despues de mucho tiempo atras, Satsuna había regresado a su hogar; pero, al llegar se llevo una sorpresa inesperada que la hizo arrodillarse sobre él fétil suelo de hierva pura y tierra blanda.
Satsuna, cayó al borde de la desesperación en sus pensamientos y sentimientos más profundos, y al pensar por un segundo que todo estaba perdido, gimió de espanto y de dolor, y unos instantes después sintió un ligero cosquilleo corriendo por su mejilla; estaba llorando, aunque era la primera vez qu7e lo hacía, sabía muy bien que el llanto.
Unos minutos después se levantó del suelo con las rodillas manchadas de barro y el vestido color negro por la suciedad. Se acercó a la cabaña destruida y quemada que, hace mucho tiempo atrás fue un hogar cálido y lleno de alegría. Entró por un agujero en la pared, y se dirigió a la sala, que era, sin duda, su lugar preferido junto al cálido fuego en invierno donde se perdía en sus pensamientos y los grandes y gruesos libros que le regalaba su abuelo en verano.
Cuando llegó a la sala, era tal como la recordaba, el suelo de mármol y la pared blanca como la nieve, un sofá color marrón en medio y una chimenea en frente, aún por la suciedad que había echo que la pared fuero gris oscura y el sofá con arañazos, supuso de algo puntiagudo y afilado, todo seguía en su sitio.
Perdida en sus recuerdos de infancia, recordó lo más importante y preciado para ella; su mejor amigo, que años atrás, a la edad de 18 años, declaró a Satsuna su amor por ella con un simple y tierno beso en los labios detras de su casa, que la confundió y asustó al no saber, qué clase de sensación y sentimiento era a lo que se enfrentaba y huyó lejos de allí sin decir nada a nadie.
Inmediatamente, salió corriendo de la sala, y salió por el agujero de la pared hacía la casa de su joven amigo, pero cuando llegó estaba deshabitada. Entró a la cocina, pero no vió a nadie, solo la sangre seca de alguién que habitaba en la casa, desparramada por el suelo, y Satsuna, sollozó y gimió del horror y el espanto, y pensó: "¿Qué habrá pasado? ¿Y, dónde están todos mis seres queridos, a los que tan horriblemente abandoné?"
Despues de mucho tiempo atras, Satsuna había regresado a su hogar; pero, al llegar se llevo una sorpresa inesperada que la hizo arrodillarse sobre él fétil suelo de hierva pura y tierra blanda.
Satsuna, cayó al borde de la desesperación en sus pensamientos y sentimientos más profundos, y al pensar por un segundo que todo estaba perdido, gimió de espanto y de dolor, y unos instantes después sintió un ligero cosquilleo corriendo por su mejilla; estaba llorando, aunque era la primera vez qu7e lo hacía, sabía muy bien que el llanto.
Unos minutos después se levantó del suelo con las rodillas manchadas de barro y el vestido color negro por la suciedad. Se acercó a la cabaña destruida y quemada que, hace mucho tiempo atrás fue un hogar cálido y lleno de alegría. Entró por un agujero en la pared, y se dirigió a la sala, que era, sin duda, su lugar preferido junto al cálido fuego en invierno donde se perdía en sus pensamientos y los grandes y gruesos libros que le regalaba su abuelo en verano.
Cuando llegó a la sala, era tal como la recordaba, el suelo de mármol y la pared blanca como la nieve, un sofá color marrón en medio y una chimenea en frente, aún por la suciedad que había echo que la pared fuero gris oscura y el sofá con arañazos, supuso de algo puntiagudo y afilado, todo seguía en su sitio.
Perdida en sus recuerdos de infancia, recordó lo más importante y preciado para ella; su mejor amigo, que años atrás, a la edad de 18 años, declaró a Satsuna su amor por ella con un simple y tierno beso en los labios detras de su casa, que la confundió y asustó al no saber, qué clase de sensación y sentimiento era a lo que se enfrentaba y huyó lejos de allí sin decir nada a nadie.
Inmediatamente, salió corriendo de la sala, y salió por el agujero de la pared hacía la casa de su joven amigo, pero cuando llegó estaba deshabitada. Entró a la cocina, pero no vió a nadie, solo la sangre seca de alguién que habitaba en la casa, desparramada por el suelo, y Satsuna, sollozó y gimió del horror y el espanto, y pensó: "¿Qué habrá pasado? ¿Y, dónde están todos mis seres queridos, a los que tan horriblemente abandoné?"